En mitad de una ola de calor que asola a toda España, quién no tiene la cabeza en la orilla del mar o en el borde de una piscina con un mojito en la mano… aunque todavía estemos en la oficina frente al ordenador. El calor agota y desespera, pero se lleva mucho mejor en bañador y con el cartel de “cerrado por vacaciones”. Si aún no podemos disfrutar de los ansiados días de descanso en la playa, siempre nos quedará alguna piscina urbana. Ya lo dice el refrán: a falta de pan, buenas son tortas.
Pero, ¿hay posibilidad de que la bacteria legionella prolifere en las piscinas? ¿Tenemos que tener alguna precaución especial? Nuestra compañera Ana Carmen Aguirre, la responsable técnico de Legionella en Rentokil Initial, una vez más nos arroja un poco de luz sobre este asunto respondiendo a estas y otras preguntas.
Siempre que haya acumulación de agua es factible la aparición de la bacteria. Por lo que, sí que podría proliferar la legionella en una piscina. Aunque no hay que alarmarse. Según nos explica Ana Carmen, para que esta bacteria se desarrolle tienen que darse unas temperaturas óptimas y no es caso de las piscinas de natación exteriores o interiores. Además, se requiere la formación de aerosoles para que la legionella llegue a los pulmones de las personas y acabe provocando una legionelosis, pero en este tipo de recintos acuáticos tampoco se da esta condición.
En resumen, la legislación vigente en torno a la legionella no considera a las piscinas de natación y chapoteo como sistemas de riesgo. Así que todos a tirarse de bomba y a sofocar las altas temperaturas del inicio del verano sin miedo a esta bacteria. Sin embargo, nuestra compañera nos aclara que esta legislación sí que considera sistemas de riesgo a los jacuzzis y spas, ya que trabajan con agua templada y caliente y tienen chorros de agua y aire donde podría aparecer y proliferar la legionella.
En el mismo sentido, y rizando el rizo, preguntamos a Ana Carmen si las duchas pueden ser un foco de legionella. ¡Sin duda!, nos responde la experta. Y es que en una piscina, sea de funcionamiento anual o estival, siempre hay que hacer mantenimiento preventivo de legionella en la red de agua caliente y fría, o sea, en grifos y duchas. Del mismo modo que en los jacuzzis y spas antes mencionados.
En definitiva, mientras permanezcamos en la sofocante ciudad sin visos de acercarnos a la costa no tenemos que preocuparnos. Las piscinas están aquí para servirnos de oasis urbano sin riesgo de legionella. No obstante, hay que tener cuidado con la red de agua caliente y fría de estos recintos, los cuales deben estar revisados y haber contado con un mantenimiento preventivo por parte de expertos en la materia.
Que grande eres Ana!! todo lo que se puede aprender de la profe de legionella en Rentokil.