Con la vuelta a la normalidad y al trabajo a nosotros nos toca volver también a los temas de control de plagas en este blog. Muchos artículos y reportajes se han escrito sobre las ratas gigantes y también sobre las súper ratas, como este que publicamos en nuestro blog, pero la verdad es que la duda de si realmente existen o no sigue estando en nuestra cabeza. ¿Estamos ante mitos urbanos? ¿Conviven con nosotros en la vida real?
Lo que tenemos que aclarar antes de abordar este tema es que cuando hablamos de ratas gigantes en realidad nos referimos a aquellas que viven en entornos urbanos, ya sean ciudades o pueblos. La gran diferencia entre estas ratas gigantes y las que nos encontramos en zonas rurales es que las primeras tienden a ser mucho más grandes.
De hecho, un estudio realizado entre 1984 y 1986 en Baltimore (Estados Unidos) demostró que de las 850 ratas que tomaron para realizar la investigación -167 atrapadas en parques y 683 en zonas urbanas-, las de ciudad eran significativamente más pesadas que las capturadas en áreas verdes, siendo los machos mucho más grandes que las hembras en ambos hábitats.
Y claro, teniendo en cuenta estos datos, en Rentokil nos preguntamos: ¿Cómo pueden las ratas urbanas ser tan grandes?
Según la Asociación Británica de Control de Plagas (BPCA), la dieta que siguen estos roedores es clave para sus enormes medidas. ¡Las ratas que viven en las grandes ciudades tienen barra libre de alimentos! Poseen una tasa de reproducción mayor, una vida más larga y tienden a crecer más rápidamente que sus “parientes” de zonas rurales, lo que tiene un efecto cada vez mayor en sus índices de supervivencia. A medida que envejecen, estas ratas continúan ganando más y más peso, lo que les permite acumular una masa corporal mayor.
El binomio formado por los alimentos y el clima templado en el que habitan es uno de los principales precursores del aumento de tamaño de estos roedores. Las zonas urbanas están llenas de tiendas, cafeterías, restaurantes… que proporcionan un alto suministro de alimentos para estos roedores, a lo que hay que sumar las sobras que quedan al final del día y que encuentran fuera de estos locales.
Además, en épocas de tanto frío como la actual, la tasa de crecimiento de las ratas urbanas es mucho más alta. ¿Sabes por qué? Precisamente a esos desperdicios de los que hablábamos. La mayoría de esta comida posee un alto contenido en azúcares y grasas, constituyendo la principal fuente de alimento para las ratas urbanas durante todo el año, pero el clima más frío ralentiza su tasa de descomposición. Esto permite que los alimentos estén disponibles durante más tiempo, proporcionando a los roedores un flujo constante de alimentación fácilmente accesible. ¡Un auténtico festín!
Entonces, ¿existen las ratas gigantes? En cierto modo sí, pero con esto no queremos decir que sea una nueva raza de roedor. Podríamos decir que en existe una especie de ratas con diferente tamaño respecto al resto, como nos ocurre a los humanos: unos somos más altos que otros, pesamos más o menos… Pero seguimos siendo humanos. En conclusión, las ratas gigantes son simplemente eso, ratas, pero con un tamaño diferente. 🙂
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